Ya se van de aquel árbol las pocas hojas que ,moribundas,
soportan el dolor del viento fuerte.
Ya se van las palabras que un día despertaron el mayor sufrir
y se encontraron donde se cruzan los sentimientos y las preguntas.
Ya se desmoronan los sueños irreales
del pobre gusano que jamás volará.
Se derriten por el cuerpo las caricias desiertas
que dieron sed al alma.
Ya crecen más flores azules
como aquel día en que desperté y te vi.
sábado, 29 de mayo de 2010
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